sábado, 28 de noviembre de 2020

Noelia Palma - Seis poemas

 

Noelia Palma 


Las naranjas


Vuelve dichosa cada mañana 
diciendo que huye del naranjo
para no asistir
a su fatalidad irremediable.

Lo que acontece es movimiento, calor, lo posible.
Lo imposible acontece a contraluz. 
Y a contraluz, vive. 



La belleza como el pan de cada día


Arregla un jarro con flores. 
El violeta achicharró las hojas verdes. 
Qué alegría mirar entre sus manos 
el punto de inflexión de la belleza. 



De "Marilyn" (2020)

24

También me contó 
que se amaron desde antes de encontrarse 
y cuando te fuiste 
ya no tuvo escapatoria 
estaba muy sola y tuvo que parirme. 
Yo,
no sé
por qué antes de dormirse la oigo rezar 
pidiendo que te mueras 
de una muerte descontenta, 
de una muerte que te acuse y te arrastre 
al mismísimo infierno, 
al desarraigo más puto. 
Sí, así dice,
yo la escucho y tengo miedo. 
A veces la espío,
ella arquea el cuerpo como si de verdad 
doliera 
diciendo 
que el amor es una peste 
entonces toco el violín para no sentir ya
cada dolorcito. 
Padre, ¿tú oyes lo que digo? 
dónde estás, ahora
porque mi madre llora y yo no sé,
no sé 
llevarla lejos de su cuerpo. 


De "0034" (2018)


6

Las cortinas grises que tejió mi madre
eran la felicidad y el remanso. 
El sonido del agua contra las baldosas 
nos torturaba 
salvo cuando vos decías lluvia.
Lluvia, lluvia. 
¿Quién puede repetir una y otra vez 
el lugar de la despedida?


16

Alguien llama. 
Voy como una santa 
arrastrando la fe hasta la puerta. 
Alguna vez 
volveré a tener 
la fuerza de quien golpea 
y cierra. 


28

Como si empuñaras el amor 
y su espuma 
y sus salmos 
viajás a la velocidad de una lanza. 
Huís, pero el mundo es un circulo 
capaz de comprender 
un ángel anclado a los huesos de un árbol
o quizás 
la sombra de una sombra 
¿Y dónde queda la noche 
sino debajo de esta piedra? 


De "Luxemburgo" (2020)


Noelia Palma nació en Provincia de Buenos Aires en 1984. En su obra poética podemos encontrar; Que la muerte nos ampare (Francia Ediciones, 2017), 0034/Buitre hacia la nada (Ombligo Cuadrado, 2018), Solo con todo el mundo (Postales Japonesas, 2017), La casa (Mascarón de Proa, 2019), Marilyn (Dinamo Editorial, 2020) y Luxemburgo (El Mensú Ediciones, 2020) 

martes, 24 de noviembre de 2020

Marosa Di Giorgio - Tres poemas

 

Marosa Di Giorgio 


9

Anoche, vi otra vez, la cómoda, la más antigua, la de las bodas de mi abuela y la juventud de mi madre y de sus hermanas, la de mi niñez: allí estaba con su alto espejo, sus canastas de rosas de papel.             Y vino la periquilla blanca -casi una paloma- desde los árboles, a comer arroz en mis manos. La sentí tan bien que iba a besarla. Pero, entonces, todo llameó y se fue. Dios tiene sus cosas bien guardadas. 

13

Ellos tenían siempre la cosecha más roja, la uva más centelleante. A veces, al mediodía, cuando el sol embriaga, -si no, nunca nos atreviéramos- mi madre y yo, tomadas de la mano, íbamos por los senderos de la huerta, hasta pasar la línea casi invisible, hasta la vid de los monjes. La uva erguía bien alto su farol de granos; cada grano era como un rubí sin facetas con una centella dentro. Ellos estaban aquí y allá con las sayas negras o rojas, y parecían escudriñar diminutas estampillas, grandes láminas, o meditar profundamente sobre el Santo de esos lugares. A nuestro rumor alguno dirigía hasta nosotras la mirada como una flecha de oro o de plata. Y nosotras huíamos sin volvernos, temblando bajo el inmenso sol. 


25

No hay más bello canto que el de los perros en lo hondo de la noche. Me hace girar el tiempo; me vuelve la vieja casa. Estoy de pie al lado de mamá. No sé de dónde vengo, ni a dónde voy, ni me lo pregunto, tampoco. Recién salgo de la tierra, soy una papa esplendorosa y triste, que de pronto, se cubre de alas, ramos de pimpollos, cabello largo; hablo con mamá, le pido un plato, un saco; viene papá, e cuenta cuentos; pasan la luna, los murciélagos, vuelan las liebres arriba del arvejal; pasan los peones, los ladrones, fuman, cambian pequeños gritos raros. Vecinos de las más lejanas chacras, acuden a casa, cruzan las habitaciones; pero, cambiados por bichos, parecen murciélagos, ratones, nos comen todos los vestidos, los papeles, nos espían, nos escuchan; luego, se van.                                                                          Cantan los perros en lo hondo de la noche,                                                                                                                                                                      adentro de la eternidad. 


De "Los papeles salvajes" (2013)


Marosa Di Giorgio (1932-2004) fue una poeta uruguaya. Entre su obra poética podemos encontrar; Druida (1959), Historial de las violetas (1965), Magnolia (1968), La guerra de los huertos (1971), La liebre de marzo (1981), La falena (1987), Camino de las pedrerías (1997), Rosa mística (2010), entre otros. 

  



sábado, 21 de noviembre de 2020

Silvana Franzetti - Ocho poemas

 

Silvana Franzetti
(Crédito: Nadina Mallo)

Cartas de estación, fuera del silencio de ese idioma.
(Al menor malentendido escribo un punto.)
Franqueo simple:
es muy probable que ésta se pierda en el trayecto.
De ahí los diálogos recortables,
en cualquier momento el tema pasa al clima
y es verano, no puedo atenerme tan bien al protocolo.
Los turcos mascan hip-hop en el andén,
pero la música no está en la cara de nadie.
Doy por sentado el modo de empapelar la ciudad.

**

Tiendo a volverme en contra de los tiempos,
si pudiera hablar en presente nomás,
dejaría el teclado.
Me equivoco en el modo de sentarme
está muy lejos de me siento mal.
El océano no separa una forma de la otra,
es preferible confundir
a un húngaro con un familiar.
Qué hay debajo de las notas discordantes.
Es mi tímpano esta vez el que percibe
los grados bajo cero del idioma.

**

Es una corchea definitiva,
instantánea, casi sin eco.
No una blanca que por costumbre
hubiera repetido una negra
y durante unos segundos más
seguiría retumbando en el espejo.
Si alcanzaras algo distinto al remake,
no sabrías de antemano lo que se va a repetir
perderías la música lisa.


De "Edición bilingüe" (Vox Senda, 2006)

Se dice que el ribete blanco
distingue un pantalón amarillo
del otro, los cuerpos
maniquíes o figuras de cera
toman el impulso de los gladiadores.
La TV sabe quién es quién. Ahora sí
pasa algo allá arriba, una forma de actuar
la muerte en doce saltos.

Clava su mirada en el hombro
derecha curva por línea externa
uno-dos, uno-paso-dos
el pie izquierdo adelante pisa
la lona impresa
se tapa la cara con los guantes, un tic
la silueta de un hombre cae
sobre la propaganda de un candidato.

**

Cancela lo que pasó
tan rápido como puede
el ojo, la mano, el cinturón son suyos.
Hunde los puños en el saco de arena
tiene una sola palabra en su cabeza, salta
la cuerda. 
Categoría mínima: existe una línea
que une el círculo con el cuadrado.

De "Cuadrilátero circular" (dársena3, 2007)

El que me trataba de usted dirigía su palabra
como quien enciende una máquina, dijo:
lo que pasó después no importa, forma parte de ese futuro.
No basta con saber que estoy recordando,
hay algo en el viento que me atrae otra vez.
En la práctica, el valor de su velocidad es improbable.
Una forma de decir que dejamos de hablar durante esos años*

*Para César Tolosa, en establecimiento El Tero, Fiore le comunica que vaya hasta Loma Blanca, porque necesita hablarle.

**

Combate el viento y cambia las cosas de lugar.
La posdata de la carta confirma el olvido.*
Escribe:
              Solo es posible
trabajar
con materiales de desecho.
Piensa en la nieve o en la lluvia,
algo que baje en forma oblicua.

*Para Faustino Antilipi, en Sierra Negra, la jefa de Correo de Paso de Indios le comunica que tiene correspondencia con vencimiento de entrega.

**

La camioneta* no va a más de cien por hora,
el ripio rebota contra el guardabarros y el chasis,
la tierra, que parecía volar, empieza a filtrarse al interior de la cabina.
Una piedra golpea el parabrisas y graba cientos de cuadrados
triángulos y un hexámetro por donde puede verse una figura imposible.

*Para Elvira Antón, en Lago Blanco, Mateo Fuentes le hace saber que hasta el miércoles o jueves no puede viajar, porque tiene la camioneta en arreglo.

De "Notas al pie" (Periódica Ediciones, 2016)


Silvana Franzetti es poeta y traductora. Nació en Buenos Aires, en 1965, donde vive y trabaja,
Publicó los libros Notas al pie (Buenos Aires, Periódica ediciones, 2016), Edición bilingüe (Bahía Blanca, Vox, 2006) Mobile (Buenos Aires, Libros de Tierra Firme, 1999) y las plaquetas Cuadrilátero circular (Mar del Plata, Dársena 3, 2ª ed., 2007; Buenos Aires, Casa de la Poesía, 2002) y Destino de un hombre agitado (Buenos Aires, Seis sellos, 1994). En colaboración con Roberto Equisoain y Mariana Bustelo, respectivamente, aparecieron los libros-objeto Mentiras (Berlín, 1+1=11, 2010) y Telegrafías (Buenos Aires, La Marca, 2ª ed., 2001; Buenos Aires, Ediciones obsoletas, 1998).
Con sus traducciones de poesía alemana contemporánea colabora en Otra iglesia es imposible (campodemaniobras.blogspot.com.ar). En 2018, subsidiada por el Goethe Institut, apareció su primera traducción del alemán en formato libro: Volker Braun, La flora de los escombros. Antología, Buenos Aires, El jardín de las delicias.


martes, 17 de noviembre de 2020

Ida Vitale - Ocho poemas

 


Ida Vitale


I

IRIDISCENTE en lo más alto de su canto
entre dos luces libre celebra, labra
un elíseo de música en un árbol,
el pájaro burlón, el sinsonte de marzo.
Por la noche sumó nuestros silencios,
los halló opacos, sin centella;
entonces, como un delfín del aire,
hace su prestidigitación de amanecida.
Va hacia arriba con dicha de ráfaga,
sólo afín a su vértigo propio,
pero regresa siempre a lo discreto,
al negro, al blanco, al gris en que se esconde.
Pone su voz corona donde elige
cima para entregarse a calma o viento,
virazón de delicia en el desierto
del total desarraigo y desaliento.
Él delira sensato en su fragmento.
Tan perfecto este diálogo, este lento
juego de acompañarse y no entenderse
a solas cada uno con su sueño.


Mariposa, poema


EN el aire estaba
impreciso, tenue, el poema.
Imprecisa también
llegó la mariposa nocturna
ni hermosa ni agorera,
a perderse entre biombos de papeles.
La deshilada, débil cinta de palabras
se disipó con ella.
¿Volverán ambas?
Quizás, en un momento de la noche,
cuando ya no quiera escribir
algo más agorero acaso
que esa escondida mariposa
que evita la luz, como las Dichas.



Colibrí


LA resolana que vibra,
un breve sol en el seto
un ts ts que al aire libra
su peligroso secreto
y ya la flor disminuye
ante el prodigio de pluma
que surge y deslumbra y huye
y sólo alcanzo por suma
terca de años, en que presa
del hechizo, sigo en vano
la milagrosa destreza
que lo suspenda en mi mano
y entonces por un segundo
sentir cómo late el mundo.



Habitaciones


¿MANTENER frívolos saberes
entre los rápidos de un río,
y sabrosas perezas matutinas
mientras parleros pájaros proclaman
la luz que a todos nos concierne?
¿El paradero aislado
en la intemperie comunal,
la aplomada confianza en el auxilio
si la sobrevivencia afila
útiles garras?
Temblamos con el viento
tenemos miedo de lo oscuro y alto.
Cómo olvidar la torpeza lentamente adquirida.
Parásitos de la nada
de las habitaciones cargadas de todo,
glosamos las cúpulas agrestes,
esa opuesta belleza.
Soñamos con soñarla.
Pero, girando en un aire de orates
orando por no perder nada
de lo perverso, vertemos nuestra vida
en reparos sin riesgo.
Siempre en el hoy, apenas,
tan de penas tejido.


De "Procura de lo imposible" (1998)

Apenas vida

CADA día es un rayo cegador
hundido en tierra,
cada instante una perdida gota.
Noche a noche algo cambia
por una insignia oscura,
una pluma ya inútil para el vuelo.
Como lluvia que cae
por los techos,
la vida va bajando
por caminos quebrados,
perdiendo su olor de ayer, salvaje,
su candor de creerse
desatada y radiante y duradera.
No es raro
que una paciencia amarga
suela cubrirnos
como una triste tierra anticipada.


Culpa y corolario


TEJO y manejo el yerro
en el día tendido,
en la noche,
a lo largo del viento,
a lo corto de la memoria.
Tejo y destejo
porque creo en el fuego,
una trama falaz, enardecible.
Y cambia la verdad,
y me equivoco.
Apenas toco algo
por detenerle
en su paso de ajena maravilla,
hecho cenizas queda
y no me vale.
Tengo sembrado de ascuas
lo que veo
y el corazón que nadie mira
en ascuas.
Pero después del fuego
es la ceniza,
la durable ceniza
la que gana.


De "Cada uno en su noche" (1960)

Canon


YA todo ha sido dicho
y un resplandor de siglos
lo defiende del eco.
¿Cómo cantar el confuso perfume de la noche,
el otoño que crece en mi costado,
la amistad, los oficios,
el día de hoy,
hermoso y muerto para siempre,
o los pájaros calmos de los atardeceres?
¿Cómo decir de amor,
su indomable regreso cotidiano,
si a tantos, tantas veces,
han helado papeles, madrugadas?
¿Cómo encerrarlo en una cifra
nueva, extrema y mía,
bajo un nombre hasta ahora inadvertido,
y único y necesario?
Tanto haría falta la inocencia total,
como en la rosa,
que viene con su olor, sus destellos,
sus dormidos rocíos repetidos,
del centro de jardines vueltos polvo
y de nuevo innumerablemente levantados.



Primavera armada

I
VIENE este viento
lleno de peligro y dulce
como un sueño,
otro afluente de la muerte,
pero sin luz final, súbita, pura,
con codicia,
con furia intacta.
Viene de nuevo el viento
y comienza el asedio.
Un agua me rodeaba,
perdurable y tranquila,
un agua como un muro.
De pronto este violento
plumaje sacudido,
este aniego de olores,
de desprendidos pétalos,
en fin, de primavera,
me ha alcanzado.
Pero sé que apenas me dé vuelta,
quiera tocar su fresca piel,
ya estará lejos,
ya una menos
irreparable primavera,
dejando de su huida
sólo un polvo de sueños
importuno en las manos.

 De "Palabra dada" (1953)

               

Ida Vitale (Montevideo, 2 de noviembre de 1923) es una poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica literaria uruguaya miembro del movimiento artístico denominado "Generación del 45". Ha recibido diversos premios, entre ellos Premio Octavio Paz (2009) el Premio Alfonso Reyes (2014) el Premio Reina Sofía (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016), el Premio Max Jacob (2017) y el Premio Cervantes (2018). Las 546 páginas de su poesía reunida por Tusquets dan cuenta del extenso y amplio trabajo llevado adelante por la autora.






sábado, 14 de noviembre de 2020

Alberto Szpunberg - Nueve poemas

 


Alberto Szpunberg 



XXXVI

La caricia enseña a las manos que todo lo que tocan existe. 

Sólo de nuestras manos comeremos. 

XL


Sin detenerse,
como se reconocen los pájaros en el cielo, 
la asamblea del aire 
multiplica las alas, libera los vientos 
las formas infinitas de tu cuerpo 
que sobrevuelan, por fin, la gravedad del mundo. 


I

Entre el musgo urdido por la fuente, 
la gota de luz, la inmóvil, se desliza 
hacia el recuerdo que de pronto brota, 
lágrima que la piedra labra 
en la más íntima memoria. 

Repasemos con tu mano el verde terciopelo, 
sin dañar, si es posible, sencillez alguna
que transcurra en la tarde silenciosa. 


Entonces 


Nadie sabrá de la noche como nosotros 
y acaso ni siquiera nosotros, 
quizá nadie, 
pero estará demás cerrar los ojos 
y el viento volará más arriba 
de nosotros, de las casas, de los árboles. 

Escucha el viento: 
como si el viento fuera nosotros nosotros nosotros, 
por encima de nosotros, en el aire. 


Bando

A ver ese fuego los que traen 
la leña los residuos 
rápido mis trozos de corazón 
mis huesos para darles duro 
a ver ésos dónde están que convocaron huracanes 
para hurgar a brecha bogar en sus barquitos 
las cenizas empecinadas aporreadas relocas 
a ver los quemados los ahogados 
los inundados los desbordes 
paso a mis grandes resuellos 
que vienen degollando 

vos, pedazo de amor, plantate acá. 

XXIV


No sabemos qué decirnos 
y la sonrisa es el pudor 
de no saber 
lo que nunca terminaremos de saber: 
de pura humildad nos desnudamos, 
beso tus pies, 
lamo tus huellas en el aire, 
mientras tus manos me despojan 
de lo que aún queda de mí mismo, 
como limpian las mareas 
la tierra para siempre abandonada. 

I

¿Sólo era el revuelo de las garzas ese día
en que la ciudad 
se perdía a mis espaldas 
para siempre? 

La sombra de su blancura, 
sin embargo, 
cruzaba el río 
como los presagios atraviesan 
la primera luz de la mañana,

y yo vi el trazo de sus alas 
como un temblor inesperado 
sobre las aguas que nunca se detienen. 


III


"Como la pradera", la chispa y la hornalla se enciende. 
Sólo falta el hombre que pone la pava en el fuego 
y se agacha a prender en ella un cigarrillo como dando las gracias. 
Sólo falta el hombre que transformaba su fuego en la tibieza necesaria. 


IX


El aire huele a lluvia, las ramas 
lo celebran, creen que la noche 
es la danza de sus sombras, 
y no, no se equivocan: 
la persiana se abre sola 
a la extrañeza de otro cielo. 


De "Como sólo la muerte es pasajera" (poesía reunida) 


Alberto Szpunberg nació en Buenos Aires (1940-2020). Fue  poeta, docente universitario y periodista. En su obra poética podemos encontrar: Poemas de la mano mayor (1962), Juego limpio (1963), El che amor (1965, mención en el Premio Casa de las Américas 1966), Apuntes (1986), El libro de Judith (2008), entre otros. 

martes, 10 de noviembre de 2020

Leónidas Lamborghini - Un (gran) poema

 

Leónidas Lamborghini 




En la casita del buen tiempo
mal tiempo 
pase dicen
el hombrecillo y la mujer  
 
con su reloj inapelable 
que marca cronométrico 
las horas de la ausencia y 
la presencia 
 
"y esto 
es un infierno para mí 
grita a veces mi mujer" 
me dice el hombrecillo 
y es
la casita del mal tiempo 
 
pero otras veces 
la gente que nos mira 
los que hacia aquí miran 
y hasta nosotros mismos 
me explica el hombrecillo
decimos: 
-Esta es la casita del buen tiempo 
 
un pequeño paraíso terrenal 
una casita en la que el hombrecillo 
tiene 
un jarro de aluminio 
donde el agua jamás
se ha dejado de beber 
más límpida y más
fresca 
 
y hay un jardín 
con una hamaca donde 
el hombrecillo y la mujer 
se mecen suavemente 
por las noches 
y dice la mujer
allá va 
allá va
un satélite en el cielo 
 
y también hay 
una vieja escoba 
que ya no barre nada 
 
y una hermosa
quinta
que ya no da
nada 
 
y todo esto es 
muy divertido dice
el hombrecillo
entonces es la casita
del buen tiempo 
 
pero a veces
se oyen gritos 
de la mujer
y ella parece enloquecer
y yo también 
me dice el hombrecillo 
 
"y por tu culpa estoy así"
grita 
la mujer 
 
y la mujer se acuerda 
entonces de la carne colgante
de su vientre
y yo dice el hombrecillo 
recuerdo
todo mi abandono 
 
y ella 
el de ella 
 
y yo le refresco 
la memoria 
y ella a mí
me la refresca 
 
y tú me has hecho esto 
y tú lo has querido 
le respondo
entonces
ésta es la casita del mal tiempo 
y a mí me dice el hombrecillo 
me dan ganas 
de empuñar. 
 
mientras siguen oyéndose 
los gritos 
y la escoba que ya 
no barre nada 
parece querer remontar vuelo 
 
y la hamaca comienza
a mecerse 
sola con furia 
 
y en el jarro de aluminio 
el agua nunca
ha sido 
 
más turbia y más caliente 
y se enfurece la tierra 
de la quinta
y brotan rábanos monstruosos 
 
y puedes irte tú 
grita la mujer 
 
y puedes irte tú 
grita el hombrecillo 
hasta que 
de pronto 
 
entonces volvemos a la hamaca 
me explica el hombrecillo
y en la noche 
volvemos a mecernos suavemente 
 
y allá va
allá va
un satélite 
ella me dice 
 
y yo la miro 
-allá va allá va-  
con asombro 
y es la casita del buen tiempo. 


 De "El solicitante descolocado" (2008)



Leónidas Lamborghini (1927-2009) fue un poeta y dramaturgo argentino. Entre su obra poética podemos encontrar: La estatua de la libertad (Alba Ediciones, 1967), Circus (Ediciones Libros de Tierra Firme, 1986), Perón en Caracas (Folios Ediciones, 1999), La risa canalla (Paradiso ediciones, 2004), Encontrados en la basura (Paradiso Ediciones, 2006), El jugador, el juego (Adriana Hidalgo Editora, 2007), El solicitante descolocado, poema en cuatro tiempos (Paradiso Ediciones 2008).

Jotaele Andrade - Cuatro poemas

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