Alberto Szpunberg
XXXVI
La caricia enseña a las manos que todo lo que tocan existe.Sólo de nuestras manos comeremos.
XL
Sin detenerse,como se reconocen los pájaros en el cielo,la asamblea del airemultiplica las alas, libera los vientoslas formas infinitas de tu cuerpoque sobrevuelan, por fin, la gravedad del mundo.
I
Entre el musgo urdido por la fuente,la gota de luz, la inmóvil, se deslizahacia el recuerdo que de pronto brota,lágrima que la piedra labraen la más íntima memoria.Repasemos con tu mano el verde terciopelo,sin dañar, si es posible, sencillez algunaque transcurra en la tarde silenciosa.
Entonces
Nadie sabrá de la noche como nosotrosy acaso ni siquiera nosotros,quizá nadie,pero estará demás cerrar los ojosy el viento volará más arribade nosotros, de las casas, de los árboles.Escucha el viento:como si el viento fuera nosotros nosotros nosotros,por encima de nosotros, en el aire.
Bando
A ver ese fuego los que traenla leña los residuosrápido mis trozos de corazónmis huesos para darles duroa ver ésos dónde están que convocaron huracanespara hurgar a brecha bogar en sus barquitoslas cenizas empecinadas aporreadas relocasa ver los quemados los ahogadoslos inundados los desbordespaso a mis grandes resuellosque vienen degollandovos, pedazo de amor, plantate acá.
XXIV
No sabemos qué decirnosy la sonrisa es el pudorde no saberlo que nunca terminaremos de saber:de pura humildad nos desnudamos,beso tus pies,lamo tus huellas en el aire,mientras tus manos me despojande lo que aún queda de mí mismo,como limpian las mareasla tierra para siempre abandonada.
I
¿Sólo era el revuelo de las garzas ese díaen que la ciudadse perdía a mis espaldaspara siempre?La sombra de su blancura,sin embargo,cruzaba el ríocomo los presagios atraviesanla primera luz de la mañana,y yo vi el trazo de sus alascomo un temblor inesperadosobre las aguas que nunca se detienen.
III
"Como la pradera", la chispa y la hornalla se enciende.Sólo falta el hombre que pone la pava en el fuegoy se agacha a prender en ella un cigarrillo como dando las gracias.Sólo falta el hombre que transformaba su fuego en la tibieza necesaria.
IX
El aire huele a lluvia, las ramaslo celebran, creen que la nochees la danza de sus sombras,y no, no se equivocan:la persiana se abre solaa la extrañeza de otro cielo.
De "Como sólo la muerte es pasajera" (poesía reunida)
Alberto Szpunberg nació en Buenos Aires (1940-2020). Fue poeta, docente universitario y periodista. En su obra poética podemos encontrar: Poemas de la mano mayor (1962), Juego limpio (1963), El che amor (1965, mención en el Premio Casa de las Américas 1966), Apuntes (1986), El libro de Judith (2008), entre otros.
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