sábado, 31 de octubre de 2020

Elicura Chihuailaf - Cuatro poemas


Elicura Chihuailaf



En este suelo habitan las estrellas


En este suelo habitan las estrellas. 
En este suelo canta el agua 
de la imaginación. 
Más allá de las nubes que surgen 
de estas aguas y estos suelos,
nos sueñan los antepasados. 
Su espíritu -dicen- es la luna llena. 
El silencio, su corazón que late. 

De "El invierno, su imagen y otros poemas azules" (1991)



Porque soy la fuerza de lo innombrado


He soñado en la Luna creciente
   -dice
y he trabajado los campos 
Antes que las palabras 
y que las flores fui 
(y más lejos) 
Para mis hijas construyo 
la casa de plata
mientras con el cabello
   al viento
cabalgo sobre el arcoíris
Soy el agua que corre
Dormido va el mar en mí 
y despierta la montaña 
Porque soy la fuerza de 
   lo innombrado, dice
corona del sol: Tu canto.  


Sueño en el valle de la luna


Estoy aquí en una Piedra Blanca
Los cerros y las nubes se alzan 
como si fueran serpientes 
   que disputan 
Entre las aguas y la tierra 
   parece dividirse mi cuerpo 
No deseo pensar estoy tan lejos 
   de mi jardín 
Sostengo el trompe en la memoria 
   (el sonido del amor) 
Mas tomo la guitarra y entro 
   al Sueño 
Descanso mis dedos sobre 
sus cuerdas tensas 
pues sé que luego las sentiré 
   vibrar  
estremecidas por el canto 
   de la floresta. 



Cuando en mis sueños cantan las aguas del oriente


Marchito pasto soy 
haciendo señales 
   a la lluvia 
mas luego siento las 
   primeras gotas 
que caen sobre el campo 
¡Que me moje esta agua! 
me oigo decir, bailando 
   entre las flores  
Al despertar me elevaré 
   emocionado 
sosteniéndome en el aroma 
de una lavanda  
 
 
 

De "De sueños azules y contrasueños" (1995)


Elicura Chihuailaf es un poeta mapuche. Recientemente obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile 2020. Entre su obra poética podemos encontrar: El invierno, su imagen y otros poemas azules (Ediciones Literatura Alternativa, 1991), De sueños azules y contrasueños (Editorial Universitaria, 1995), A orillas de un sueño azul (Ediciones DIBAM, 2010), Sueños de luna azul y otros cantos (Ediciones de la Fundación Pablo Neruda, 2018), entre otros. 













martes, 27 de octubre de 2020

Idea Vilariño - Seis poemas

 

Idea Vilariño




Sabés


Sabés 
dijiste 
nunca 
nunca fui tan feliz como esta noche. 
Nunca. Y me lo dijiste 
en el mismo momento 
en que yo decidía no decirte 
sabés 
seguramente me engaño 
pero creo 
pero ésta me parece
la noche más hermosa de mi vida. 



Comparación


Como en la playa virgen 
dobla el viento 
el leve junco verde 
que dibuja 
un delicado círculo en la arena 
así en mí
tu recuerdo.

Y qué


Tomo tu amor 
y qué 
te doy mi amor 
y qué 
tendremos tardes noches 
embriagueces 
veranos 
todo el placer 
toda la dicha 
toda la ternura. 
Y qué. 
Siempre estará faltando 
la honda mentira
el siempre. 

Ya no tengo



Ya no tengo 
no quiero 
tener ya más preguntas. 
Ya no tengo 
no quiero 
tener ya más respuestas. 
Tendría que sentarme en un banquito 
y esperar que termine. 



No sé quién soy


No sé quién soy. 
Mi nombre 
ya no me dice nada. 
No sé qué estoy haciendo. 
Nada tiene que ver ya más 
con nada. 
Tampoco yo
tengo que ver con nada. 
Digo yo 
por decirlo de algún modo. 


    Por qué


Por qué 
aún 
de nuevo 
vuelve el viejo dolor 
me rompe el pecho 
me parte en dos 
me cubre de amargura. 
Por qué 
hoy 
todavía.


De "En lo más implacable de la noche" (Antología personal 2003)




Idea Vilariño (1920-2009) fue una poeta, ensayista y crítica literaria uruguaya. En su obra poética podemos encontrar: La suplicante (1945), Cielo cielo (1947), Paraíso perdido (1949), Poemas de amor (1957), Poesía (1970), Canciones (1993), entre otros. 




sábado, 24 de octubre de 2020

Jonio González - Siete poemas

 

Jonio González
Fotografía: Daniel Mordzinski


Perro negro

el hacha de los actos
semeja el pensamiento
una palabra es una palabra
yo disipaba tu realidad
te esperaba cada tarde
eufórica
doméstica 

una palabra es una palabra
y la cuerda que te até al cuello
fue la cuerda que me até al cuello
un señuelo 

una palabra es una palabra
no deja deuda sin cobrar

Fotos


la primera vez la última
de pie sentada
sangre y huesos
la piel flexible
¿de qué reíamos?
¿por qué esa mirada absorta?
¿en qué?
aquel vestido
la brisa despeinándonos
en una calle
un brazo alrededor de mi cintura
ven y mira
aquel verano
la vida era
esas risas
ese vestido
esa corrupción detenida

De "Últimos poemas de Eunice Cohen" (Plaza y Janés, Barcelona, 2001)

Zorro en la terraza

no es lo mismo un bosque
que ese patio donde se mueven
extrañas y ruidosas figuras
sube de un salto a la balaustrada
y las contempla
imagina tal vez el sabor de su carne
aunque es más fácil
revivir el miedo de su proximidad
la desconfianza que le producen
sus risas
cada uno de sus gestos
hasta el de ofrecerle
un plato de comida por la tarde
no se vive mal entre edificios
al fin y al cabo aún conserva la piel
pero el espectro de las ramas
crujiendo bajo sus patas
cierto olor al acercarse al lago
lo persiguen todavía
como si ahora fuese un intruso
en sus propios recuerdos


A veces sólo hablamos

un pez o aquel árbol o un cuchillo
cortando el pan o mejor aún
el pan
lo haría tan bien
abriría la mano
y escaparía el aire
no habría dueño que me robase
lo que no tengo
me llevaría un tiempo
demasiado tabaco
no creo que el físico me acompañase
pero lo que soy
si algo soy
sobreviviría
sin necesidad de hablar

.

A Paul Celan

¿dicen lo mismo
el verdugo y su víctima?
entre el grito
y la súplica
entre la amenaza
y la confesión
¿hablan la misma lengua? 

es en la pausa para tomar aire
donde nace el pensamiento
donde la palabra rescata su sentido 

ahora busca un espejo
dime de quién es el rostro
que se refleja en él
quién se redime o condena
al pronunciar el nombre que callaba


De “Historia del visitante” (Ediciones En Danza, 2019)



Da igual de dónde seas

Desentraña ese pez y guarda su corazón 
Tobías, 5, 5


escriben sobre lobos
y en su país no hay lobos
escriben sobre buitres
y en su país no hay buitres
es decir 
hay lobos y buitres
pero de una especie distinta
una que ni el trozo 
del corazón de un pez
puede ahuyentar


dime ángel
¿qué hacer entonces
con el resto del corazón
sobre las brasas?


¿de qué ha servido
tu promesa?
lobos y buitres
harán de todos modos
lo que han de hacer:
perseguir rebaños
limpiar sus huesos


contribuir
piadosos
a la conclusión
y el viaje


Lección de pesca

él con su larga caña de fibra de vidrio
mango de neopreno
anillas de cerámica
manivela de carbono
sacaba del lago bolsas de plástico
trapos algas
un tópico zapato incluso

consciente de que el carillón de las palabras
a ciertas horas
es como la inútil coartada de la luz
le dije a mi hijo
el menor
ve con tu vara de junco
al extremo opuesto del muelle
y espera

la lógica de la captura 
por mera casualidad
la generosidad no siempre extraña
del vaticinio
no tardaron en revelarse

eran pequeños
más espinas que carne
—sobre las ascuas se consumieron
casi por completo— 
pero también el fruto de una justicia
seguramente inútil 
pero apropiada

Inéditos

JONIO GONZÁLEZ nació en Buenos Aires en 1954 y vive en Barcelona desde 1983. Junto con Javier Cófreces fundó, en 1981, la revista de poesía La Danza del Ratón. Ha sido traducido a varias lenguas e incluido en diversas antologías, entre ellas Una antología de la poesía argentina (Santiago de Chile, 2008), Doscientos años de poesía argentina (Buenos Aires, 2010), Antología de la poesía argentina de hoy (Barcelona, 2010), Poésie récente d’Argentine: Une anthologie possible (París, 2013) y La doble sombra: Poesía argentina contemporánea (Madrid, 2014). Ha publicado los siguientes poemarios: Onofrio. Grupo de Poesía Descarnada (con Javier Cófreces y Miguel Gaya, Buenos Aires, 1978, reeditado en 2008), El oro de la república (Buenos Aires, 1982), Muro de máscaras (Buenos Aires, 1987), Cecil (Buenos Aires, 1991), Últimos poemas de Eunice Cohen (Barcelona, 1999), El puente (Vic, 2001; Buenos Aires, 2002), Ganar el desierto (Buenos Aires, 2009) y La invención de los venenos (Buenos Aires, 2015). Como crítico musical ha sido responsable de la sección de jazz de la revista Lateral y miembro del consejo de redacción de Cuadernos de Jazz.

martes, 20 de octubre de 2020

Paul Celan - Siete poemas



Paul Celan


Trad. José Luis Reina Palazón

Ojo oscuro en septiembre

Tiempo: celada de piedra. Y más copiosos se derraman
los bucles del dolor en torno al rostro de la tierra,
la ebria manzana, bronceada por el aliento
de un proverbio perverso: precioso y reacio al juego,
al que se libran en el maligno
reflejo de su futuro. 

Por segunda vez florece el castaño:
un signo de la míseramente encendida
esperanza del pronto
retorno de Orion: de los ciegos
amigos del cielo el fervor de claras estrellas
lo llama a la altura. 

No celado a las puertas del sueño
combare un ojo solitario.
Lo que a diario sucede,
le basta saber:
en la ventana oriental
se le aparece de noche la enjuta
figura andante del sentimiento. 

En la humedad de su ojo hundes tú la espada.


 Recuerdo de Francia

Piensa conmigo: el cielo de París, el gran cólquico otoñal...
Compramos corazones a las floristas:
eran azules y se abrían en el agua.
Comenzó a llover en nuestra habitación
y nuestro vecino llegó, Monsieur Le Songe, un hombrecillo enjuto.
Jugamos a las cartas, perdí mis pupilas;
me prestaste tu cabello, lo perdí, él nos abatió.
Salió por la puerta, seguido por la lluvia.
Estábamos muertos y podíamos respirar.



Canción de una dama en la sombra

Cuando la taciturna llega y decapita los tulipanes:
¿Quién gana?
        ¿Quién pierde?
                ¿Quién sale a la ventana?
¿Quién pronuncia primero el nombre de ella? 

Es uno que lleva mi cabello.
Lo lleva en las manos como se llevan los muertos.
Lo lleva como el cielo llevó mi cabello el año en que amé.
Lo lleva así por vanidad. 

Ése gana.
        Ése no pierde.
                Ése no sale a la ventana.
Ése no pronuncia el nombre de ella. 

Es uno que tiene mis ojos.
Los tiene desde que se cierran las puertas.
Los lleva en el dedo como anillos.
Los lleva como trozos de placer y zafiro:
ya era mi hermano en el otoño;
ya cuenta los días y las noches. 

Ése gana.
        Ese no pierde.
                Ese no sale a la ventana.
Ese pronuncia por último el nombre de ella. 

Es uno que tiene lo que he dicho.
Lo lleva bajo el brazo como un hatillo.
Lo lleva como el reloj su peor hora.
Lo lleva de umbral en umbral, no lo tira. 

Ese no gana.
        Ese pierde.
                Ése sale a la ventana.
Ése pronuncia primero el nombre de ella. 

Ése será decapitado con los tulipanes.



Tardío y profundo

                    Malvada como arenga de oro comienza esta noche.
                    Comemos las manzanas de los mudos.
                    Hacemos una obra que de buen grado se confía a su estrella;
                    nos tenemos en el otoño de nuestros tilos como un rojo de bandera pensativo,
                    como ardientes huéspedes del sur.
                    Juramos por Cristo el Nuevo desposar el polvo con el polvo,
                    los pájaros con el zapato caminero,
                    nuestro corazón con una escalera en el agua.
                    Prestamos ante el mundo los sagrados juramentos de la arena,
                    los juramos de buen grado;
                    los juramos en voz alta desde los techos del sueño sin sueños
                    y agitamos la blanca cabellera del tiempo...

                    Ellos gritan: ¡Vosotros blasfemáis!

                    Tiempo ha que lo sabemos.
                    Tiempo ha que lo sabemos, ¿pero qué importa?
                    Vosotros moléis en los molinos de la muerte la blanca harina de la promesa,
                    vosotros la ofrecéis a nuestros hermanos y hermanas -
                    Nosotros agitamos la blanca cabellera del tiempo.

                    Vosotros nos amonestáis: ¡Blasfemáis!
                    Bien lo sabemos,
                    que venga la culpa sobre nosotros.
                    Que venga la culpa sobre todos nuestros signos premonitorios,
                    que venga la mar gorgogeante,
                    la ráfaga acorazada de la conversión,
                    el día de medianoche,
                   ¡que venga lo nunca sido!

                   ¡Que venga un hombre de la tumba!


De “Amapola y Memoria” (1952)

Un granito de arena

Piedra en la que te esculpí
cuando la noche devastó sus bosques:
te esculpí como árbol
y te envuelvo en lo pardo de mi más suave adagio
como en una corteza -
Un pájaro,
de la más redonda lágrima salido,
se agita como fronda sobre ti:
tú puedes esperar
hasta que enrre todos los ojos un grano de arena destelle por ti,
un granito de arena
que me ayudó a soñar
cuando me sumergí para encontrarte -
Hacia él brota tu raíz
que te da alas cuando el suelo se encandece de muerte,
te alzas
y delante de ti voy en vilo como una hoja
que sabe dónde se abren las puertas.


El Huésped

Bien antes de la tarde
hace tránsito en tu casa quien ha cambiado el saludo con la oscuridad.
Bien antes del día
despierta
y enciende un sueño antes de irse,
un sueño resonante de pasos:
lo oyes recorrer las lejanías
y arrojas tu alma hacia allí.


Atardecer de las palabras

¡Atardecer de las palabras
Un paso y otro más,
un tercero cuya huella
no borra tu sombra:
- Zahori en el silencio!
la cicatriz del tiempo
se abre
y cubre la tierra de sangre -
Los dogos de la noche de palabras, los dogos
ladran ahora
en tus adentros:
(estejan la más salvaje sed,
el hambre más salvaje...
Una última luna salta para ayudarte:
un largo hueso argénteo
-pelado tal el camino por el que vinistelanza
ella entre la jauría,
pero no te salva:
el rayo que tú despertaste
espumea acercándose
y encima flota un fruto
en el que tú antaño mordiste.

De “De umbral en umbral” (1955)

Paul Anczel (Chernivtsi, Rumanía, 1920 - París, 1970) fue un poeta alemán, de origen judío. Conocido como Paul Celan, fue educado en la tradición jasídica e inició estudios de medicina y de literaturas románicas en la Universidad de Chernivtsi, que hubo de interrumpir en 1942, ante la invasión alemana de Rumanía. Internado en un campo de concentración, logró huir a la URSS y permaneció allí hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Entre 1945 y 1947 vivió en Bucarest, donde aparecieron sus primeros poemas en la revista Agora. Poco después se trasladó a París, ciudad en la que estableció su residencia definitiva, dedicándose a la traducción y a la enseñanza en la Escuela Normal Superior. 

sábado, 17 de octubre de 2020

Paula Novoa - Ocho poemas

 

Paula Novoa


5

Creo en Dios
cuando vos
escribís 
su nombre. 

2

Se vendió la casa de mi abuela 
en donde se crio mi padre, 
el último de sus hijos. 

Anoche quise escribir un poema 
que hablara de esa casa y los recuerdos, 
pero sólo logré unos versos: 
Se vendió la casa de mi abuela 
en donde se crio mi padre, 
que era el último de tres hijos. 

Recordé que una vez
escondí un anillo entre las piedras
como un tesoro, 
un talismán,
un indicio de mi vida.

Entonces, 
escribo: 
Se vendió la casa de mi abuela 
en donde se crio mi padre, 
que era el último de sus hijos. 

Ahora, 
¿quién encontrará 
ese anillo que escondí 
para certificar mi existencia? 

De "El paso de la babosa" (2018)


20


Último cuerpo adonde migro 
último tren 
último vértigo 
último nido. 

Último y siempre. 

Y que la cobardía 
no lleve nuestros nombres. 


41

Plegaria al cielo 
la nada misma 
predice tu nombre.


De "El año que fui homeless" (2014)


La siesta


Habité en silencio mi infancia, 
caminé en puntas
para no despertar a mi madre en sus siestas. 
Cada tanto, extraño a la niña 
que gritaba hacia adentro. 



Desasosiego


Mi tristeza vive en una jaula 
la libero los domingos
sobre todo los de enero
como el canto perturbador
de las chicharras. 


La novia de Morrison

Si hubiese conocido a Morrison 
habría sido una de sus novias. 

Nada me enamora más
que las tormentas humanas 
y un cadáver joven y bello 
a quien visitar cada domingo 
cuando no sé qué hacer con mi propia vida. 



Sangría

Como un ritual 
hacer un tajo, 
dejar que gotee la herida
y, por fin, 
llevar una cicatriz que valga la pena. 



De "Flores a mis muertos" (libro inédito)


Paula Novia nació en marzo de 1976. Es licenciada en Lengua y Literatura y docente en escuelas secundarias. En su obra poética encontramos: El año que fui homeless (Cave Librum, 2014), Hija de mala madre (Cave Librum, 2016) y El paso de la babosa (Cave Librum, 2018). 

Jotaele Andrade - Cuatro poemas

  Jotaele Andrade  III y ahora es hora de saber  qué es el factor equis  dije  cuando crucé a mi padre  y padre  le dije  qué es el equis fa...