sábado, 19 de diciembre de 2020

Julián Berenguel - Seis poemas

 

Julián Berenguel

Voluntad


No queremos el agua por la sed,
la deseamos
por los barcos que se hundieron sin nosotros.

**

El pescador


Bote quieto.
La carnada descansa
en la punta del anzuelo
como un botín secreto
y sumergido. Pocos peces
nadan en las inmediaciones.
El sol deja su marca en el agua,
una huella de luz que hace sudar
al hombre acalorado
sobre las olas del mar
que apenas mueven
la embarcación que transporta
al pescador, padre de tres
y bebedor solitario
que ya se olvidó cómo es
la conversación en la costa.
Uno, dos, tres movimientos.
La caña se sacude
en respuesta a algún pez
atrapado que insiste.
Uno, dos, tres forcejeos.
Los músculos del pescador
se tensan como las cuerdas
de un cuadrilátero de boxeo.
El combate es feroz.
Piensa que el animal
tal vez sea una bestia, un monstruo
capaz de devorarlo.
Algunas nubes tapan el sol
en el momento definitivo
y entre el chapoteo del agua
la ve: plateada como una piedra
o una moneda brillante, la criatura
cae sobre la cubierta dando tumbos
con torpeza. Ahí, afuera del agua
los ojos del pez observan el mundo.
El pescador los mira y en ellos
encuentra los ojos de su hijo,
la frágil ventana a la realidad
construida por su entorno.
Pestañea como si bajara
la cortina de su pescadería.
En los ojos del pescador
hay piedad por la vida.
Lo agarra con las dos manos
y el contacto con las escamas
le provoca un frío atávico.
Con un cuidado casi paternal,
le retira el anzuelo de la boca
perforada. La sangre del pez
le mancha las dos manos.
Entre el color rojo, ve sus propias
cicatrices. Ya es hora.
El pez mueve la boca
como un condenado.
En el hombre no hay dudas.
Lo mira por última vez
como quien despide a un hijo
que viaja al frente de batalla
y lo arroja hacia el oleaje
que lo recibe como una madre.
No hay gloria en sus gestos.
El motor de la lancha
lo aleja, atónito, de la escena.

**


Objetivos dominicales


1

Escribir un poema
para ver qué hay.
Con los anteojos rotos,
un día nublado
y a contramano.


2

Pensar que el dolor
nos hermana,
pero no nos hace.

El pan se sabe miga
ignorando que fue trigo.


3

Entrevistar a alguien
y escuchar todo
lo que el grabador no pueda.


4

Decir cada palabra
como quien toca otra vez
un juguete de la infancia.


5

Cebar un mate
más lento que el domingo
y compartirlo.



6

Caminar en silencio
por veredas arboladas.
Buscar el sol
entre las ramas.


7

Comer una fruta
fresca como una criatura
y no lavarme las manos.

Inéditos

**
Los sedientos


Algunos están condenados por su época.

Susurran poemas y dicen
cada palabra
como si soplaran moscas / en el desierto.


**

“El cuarteto es una música más al palo que la cumbia”


Dicen que canta
con la fuerza de un caballo
y la noche lo explica.

El pelo es eléctrico, profundo.
La garganta se rompe
como un trueno
contra la ciudad que lo conoce.

La luz que sale de un videoclub
ilumina su cara sonriente
impresa en un póster.

Todas las otras cosas
hacen silencio.

Su canto es santo,
como el de los pájaros después de la lluvia,
y oficia el milagro efímero de la fiesta.

**

La casa


Mientras junto basura en el trabajo,
me acuerdo del viejo Juan
que apila envases y cajas vacías
por toda la casa.

El viejo Juan concibe
a su manera
un mundo menos hostil
en donde los objetos desechados
todavía reciben el trato
que se le dedica a las cosas nuevas.

Los restos de la vida cotidiana
se acumulan en piezas deshabitadas
y se amontonan junto al polvo,
entre el piso sin barrer
y los días que pasan.

La basura descansa
como alguien que duerme la siesta
y el viejo Juan contempla ese paisaje
con amor, como se mira una foto familiar.
Él es el único testigo de este paraíso.


De Discurso del ermitaño (Pesada Herencia, 2018)



Julián Berenguel nació en Temperley el 26 de abril de 1993. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Actualmente cursa Comunicación Social en la Universidad Nacional de Quilmes. En 2017 fue seleccionado en la convocatoria de escritores de la Bienal Arte Joven Buenos Aires y fue publicado en la antología de poesía Van llegando (Mansalva). Publicó dos plaquetas de poesía: Guateque (2018, Niño Crimen) y Discurso del ermitaño (2018, Pesada Herencia). Investiga la vida y obra del escritor José Sbarra para escribir su biografía. Trabaja como profesor de literatura en escuelas secundarias del conurbano bonaerense

2 comentarios:

Jotaele Andrade - Cuatro poemas

  Jotaele Andrade  III y ahora es hora de saber  qué es el factor equis  dije  cuando crucé a mi padre  y padre  le dije  qué es el equis fa...