María Meleck Vivanco |
La desterrada
Vengo desde el no aire Del no vacío eterno Voy a decir mi
cuerpo Voy a decir mi larva minúscula en el cosmos Bajo
el ombligo amargo de la tierra me esperan con mi libro de tristes preguntas y de besos
De oscuridad me parto en granada y en rosa De ciénaga me
salvo con un rayo de luna Vengo contando huérfanos descalzos que atesoro desde un hambre afilado que todos compartimos
Traigo los colmenares que doró el horizonte Los pájaros del
alba que perforan el viento En túneles de fresnos se extravían
mis pasos Resbalo por andenes de lumbre derretida
¡Oh qué olvido! ¡Qué olvido más árido y extraño!
Me lleva por su nada, me trae por su río, con mi esqueleto
ardiente doblado sobre un páramo
Vengo escudada en flores Preguntando desnuda Y al mar
vuelco otro mar de medusas intrépidas
En cada primavera que baja por la boca, está la muerte intacta
detrás de sus colores Nombro la muerte niña y todavía oscura, desafiando el furor de setiembre en la hoguera
Tú eres el hombre trémulo que resiste a la ausencia; a esa piedra que dura con la misma rutina A sus yemas de fuego que
devuelven las balas pasando como un trueno por huecos tamarindos
Tú eres el hombre trémulo que enarbola su muerte, que pisa
sobre larvas llovidas de sus ojos El hombre enamorado que
muere de metralla en las castas vitrinas de nuestro mundo impávido
Y la muerte en su boca siembra su sol opaco Y ha roto surtidores de luz como entre sueños Escoltada de péndulos y
de antracitas vírgenes, va eternamente lúcida con su ardido
caballo
La muerte de una flor es la muerte increíble Muchachas y
muchachos son flores desarmadas
El ángel que los guarda abre y cierra corolas, en sus nichos
brillantes perdidos en el mar
Guijarros de la nada por ti reconocidos ¿Es que vas a dejarnos la llave de la vida? ¿O a descubrir acaso las trampas de
ceniza que la muerte prepara?
Te esperan los albatros cada cual con su grito Un recuerdo
de gemas de lágrimas doradas que en la costa nocturna abandonan sus cantos
Te llamo desde el Este En esta ciudadela del sol
En este farallón del océano Con los ruidos del mar te he
preparado un círculo de alto horizonte azul que es amor sin
violencia
Yo te invoco de luz Con los reflejos últimos que blanquean
los páramos Con las señales últimas que te hagan descifrable
De noche las gaviotas se eternizan y callan
Te pregunto obstinada desde dónde nos llegas? Dónde flameas tú? en qué ebria galaxia? Desde dónde nos viene este
gusto a tormenta y en que luna lejana remansas tus diamantes? No sientes el deleite de dejarte caer feliz sobre la tierra?
Tus hipocampos de oro tus flores tus neblinas te reconocerían
en las hojas dormidas del otoño mojado?
Allí desde el vacío Ese sol que maneja los discos del infierno
Te reconocería?
Mensajero del éter Tú que viajas desnudo Tú que nos incorporas de pie sobre tus cirios Es que vas a dejarnos la llave
de la vida? O a descubrir acaso las trampas de ceniza que la
muerte prepara?
En su oscuro temblor, mi sangre se desvela
de la realidad
Un grito que conmueve de pánico las hojas del manzanoEriza los cabellos y desvía al mensajero desangrientasmagnoliasCaen las visiones en esta identidad tan brumosa de caceríasy villanos Tan responsable en su desdén y al mismo tiempoaliado que se inventó el infiernoAhora relampaguea vidrio en los ojos del gato Y volteretascrueles amenguan las caravanas en ascenso Al amparo deDios Supera el diapasón su minutero anticipadoMuchaaudiencia de sombras Mucha memoria hacia el combateMucha dentellada extrañaSomos los extranjeros Pianistas obsesos al fondo del jardínque miramos la serpiente en cada mano Y el patrullaje de lafruta escondida Nuestra médula tiembla Se exilia de laguerra anticipada Se controla como un cisne de lomo iridiscenteComo un ojo impiadoso entre las uvas Aprendo al servicio de latristeza en un azulado país Sus infinitas raíces me lloran y alejanmi nombre verdaderoEstamos sitiados por el desquicio y la impunidad de losverdugos Veo la resaca del mar que va y viene en una hélice violentaEn un cañamazo de atormentados coloresRuanda lapidada en su refugio de piedra herejeRuandacumplida de morir vertiginosaY un chorro de aceite hirviendo cae sobre las palomas deÁfrica Que antaño izaran las voladuras del corazón
la muerte
Diezmando el ruiseñor Mis pies revolotean el pan de muerte
Labro la desventura con orquídeas que alternan los ventiluces
de la selva Los presagios del mar y el abismo satélite que
aprendió del asombro
Como una tigresa en su cubil que se va desnudando hacia las
flores Ruanda no se separa de mi vida mirándome
Ahora
que su piel se lava con la furia Y ruedan las metrallas como
copos de muerte
Mi pan de muerte suyo Mi toga funeraria Mi armadura inservible
que junta mariposas
agua verdísima de
mil ojos corruptos
La naciente luz ha vacilado en el peligro Ya todolo efímero detrás del día se diluye Como el perfume del limónEs Ruanda fluctuante Un retrato cubierto de espinasy milagros La enamora su juego Contra la marea delas rosas El trozo de metal que enmudece la tierraVedada nos está la alegría Sus mares consteladosPues la misma sal golpea una y mil veces en una olade urgencia sin sentido Los pericotes handescubierto la raíz Y está escrito que se apareendebajo de los árboles Y que sus pactos se cumplan adestiempo Porque los dioses han permanecido en susimperios Donde las formas son maravillosasVedada nos está la vigilia Con párpados abiertos enel profundo sueño Ojos predestinados a reinarLeños que consumen sus brasas fuera de las bengalasY cuchillos de condenación que lastiman a ciegasCómo han podido despertar sin esa isla Sin esecentinela de endemoniados y vírgenes Sin esabeatitud en medio del incendio Y los visillosvioletas Flotando en ceremonias de la guerraVedada nos está la eternidad Su espejo siempreempañado de repetir los mismos rostros Su cábala quetiene en mérito la oscuridad Los transhumantesenanos del hechizo Las pobres apariencias que se derrumban
Fiel a su espanto Ruanda ha disparado al corazón
Infinitamente silenciosa
De "Canciones para Ruanda" (1998)
María Meleck Vivanco (1921-2010) nació en Córdoba (Valle de San Javier, de Traslasierra). Integró el grupo de surrealismo argentino del que formaban parte Aldo Pellegrini, Enrique Molina, Telo Castiñeira de Dios, Olga Orozco, Francisco Madariaga, con los que compartió vida y poesía. Parte de su obra ha sido traducida al Italiano y al Portugués.
Ha recibido los premios: “Libro de Oro”, Lima, (Perú), 1956; Segundo Premio “Municipal de la Ciudad de Buenos Aires”, 1978; Primer Premio “Fundación Argentina para la Poesía” (colección de poetas contemporáneos), Buenos Aires, 1988; Premio “Edición” del Fondo Nacional de Las Artes”, Buenos Aires, 1991; Nominación por Argentina en “UNICEF” de Nueva York (U.S.A.), 1996; Premio “Universidad de Letras” de La Habana (Cuba), 1997.
No hay comentarios:
Publicar un comentario