sábado, 5 de septiembre de 2020

Laura García del Castaño - Cinco poemas

Laura García del Castaño – añosluz editora – hacemos libros
Laura García del Castaño 

 


El tiburón que viene tras tu bello pie


la pitón que regurgita un perro grande hermoso 
el gato que duerme a los pies 
el pájaro que pende sin sol para erguirse 
esperan porvenir 
Los leones a cada lado en la entrada del sueño 
La peruana que estira el pimiento cuando pasas
el muro de los diques 
espera porvenir 
y es un tiburón que viene tras tu bello pie 
lo rojo afligido 
lo rojo ausente
el vivo que levanta una pared hasta el odio 
el muerto que bebe de tu vida transparente y fresca 
el mesías que eliges para el desierto 
es porvenir 
Mientras tanto reímos camino al cementerio 
en medio de la confabulación reímos 
ante los remos pasados de la compasión 
sangrando la cara al sol 
a falta de tartamudez y marca paso 
reímos 
mirando cortos de torture porn 
injertando cactus anaranjados y exóticos 
reímos 
(enjuagando puñales 
hasta desfallecer 
Cuando al fin el porvenir llega
estamos desorientados y exhaustos 
intoxicados de la alergia y el pánico 
picoteando en la jaula la caliza del mutismo 
calcando sobre la mesa el dibujo de un cordero 
ese antiguo disfraz

su vigente engaño 


Así ha sido toda la vida

así es ahora 
un día arrojado para voltear a un hombre 
y a ti sólo para despeinarte 
Luces un espléndido rasguño sobre el rostro 
Otro luce un corazón de hierro 
Una bondad ortopédica 
un tubo de oxígeno, 
un ojo de vidrio, la calvicie de una peste 
el áspero talón de quien anda por el monte 
el cayo de la música 
el titilar de un párpado vencido por la máquina febril 
la espalda tirante de cargar lo contrario 
o tan sólo el moretón 
que descubres vistiéndote
y cuyo golpe desconoces 
Pero hay quienes no lucen nada
Ni curvatura en la sombra 
ni polvo entre los dientes
ni cabellos que se parten al mínimo roce. 
Ellos exprimen la fruta sin volcar una gota
Hacen el amor ciñendo los cuerpos 
Exigen castigo con la mano del delito 
Andan pálidos, súbitos, a sangre fría 
Sin prender ningún fuego, sin sonidos de motor, sin sudor, 
muertos de quietud, de escepticismo. 
De "Sangre del día" (2018)

El sabor de lo deshecho

ahora que vacilamos 
como dos trozos de madera en el mar 
el oleaje nos distancia 
a una medida en la que podemos sentir 
la resignación 
una fuerza de tempestad mayor 
a nosotros mismos 
la respiración del destino 
que nos quiebra 
algo insiste entre nosotros 
y con esa ansiedad 
alimenta este muerto 
porque lo perecedero se impregna mejor 
en el vacío 
lo sabemos nosotros y ese perro callejero 
que desgarra 
el sabor de lo deshecho

 

No laves tu herida


Yo también soy zahorí 
de la estirpe que busca 
en las plumas del pájaro la levedad del agua. 
Mar Benegas
mejor háztela lamer por una perra en celo
háztela calcar y luego arroja el dibujo 
el agua es conductor de lo que vuelve 
tiene memoria de elefante
jamás se irá con ella, no se irá 
tendrá la apariencia de lo que sigue brillando 
un hámster hospedando al lobo 
atacando a quien lo domestica
porque el agua parece doméstica
tiene la paz del raro que no auxilia 
el espejo donde todo animal 
se enfrenta y se reconcilia 
por eso háztela lamer por una perra en celo 
háztela calcar y luego arroja el dibujo 
no conviertas tu herida en un tatuaje 
no le escribas ni la rayes 
no taches en ella los días del ausente 
no la laves, no la interrogues 
no te conviertas en tu herida 
cántale, bien fuerte, como una zahorí
ponle una lámpara 
la luz de la escritura 
caliéntala para que abrace el silencio 
lo que se va con el agua regresa en otra sed
y es como un insecto cuando ruge 
y no miente 
que viene por tu sangre
De "Los demonios del mar" (2015)

Discovery Channel


Hoy tomé el té 
Miré crecer la mañana 
desovillé sus filamentos más profundos 
Cambié la tierra del potus 
guardé su raíz en una bolsa 
Me bañé despacio 
repasando las marcas de una vieja insolación 
Sintonicé en la radio a Billie Holiday 
pero se mezclaba con los salmos de una iglesia 
¿Cuántas veces dijiste de cambiar la antena por otra de cobre? 
Te hice de comer 
pensando en algo que no le cayera mal a tu estómago 
esa bestia vacía, indiferente 
Separé el coliflor 
como se separa Fiyi en islotes pequeños 
Comimos despacio como digiriendo un dialecto 
una fruta tardía 
Cuanto más rápido el proyectil más resistencia encuentra 
dijeron ayer en el Discovery 
Hablaron de las flechas, de las balas y del cubo de arena 
Luego del derrumbe de un edificio en Bangladesh 
me arrancó toda la tarde 
El tele que me regalaste 
me obliga a pensar demasiado 
Viste cómo para cada ser las cosas cambian 
cómo en Bangladesh el aire es un derrumbe 
para los peces un puñal 
y para mí esta pantalla diferida, inteligente
Por eso he comenzado a pensar en vos 
en el derrumbe sincronizado 
en la incapacidad de las balas para traspasar cubos de arena 
en cómo separar lo tardío en islotes pequeños 
y en ese pez que se saca fuera del agua 
para dejarlo allí 
a merced del polvo.
De "El sueño de Sara Singer" (2014) 



Laura García del Castaño, nació en Córdoba en 1979. Ha publicado ocho libros de poesía de los cuales rescata la mitad: El Grito (2004), La vida en que sueñas (2012), El animal no domesticado (2014), El sueño de Sara Singer (2014, reeditado en 2017), Los demonios del mar (2015) y Sangre del día (2018). Publica en el blog: www.lapalabrasembrada.blogspot.com  

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