Priscila Vallone |
Despertar
con la sangre
hecha neblina.
Ir por los días apenas,
levitando.
Algunas veces
es más difícil
empujar
y hacerse espacio
en la finísima existencia,
antes que dejarse evaporar
frágilmente en el instante.
Todo lo que siento
se hace un nudo
que ovilla un ruido blanco
que anestesia los días
Todo lo que recuerdo
desaparece tenue
en el horizonte
del mar que llevo a cuestas
Los pájaros sobrevuelan
cada instante
en que muere la ola
Sostener
una de sus plumas
duele lo mismo
que sostener
la mirada
de un cuerpo
deshabitado
Un cuerpo
que se desliza
hasta la orilla
más cercana
de todo el espacio
que no pudo ocupar
Volar
es a veces
tan liviano
como no tener
hacia dónde ir
Despierto
como un vapor
que flota
sobre el agua
Observo
mi piel
volverse
transparente
hasta irse
de mis manos
Creo que estoy herida y mis sombras y mis pasosCreo que duelo en lo alto del canto de los pájarosCreo que mis ramas se quiebran y caen y luego las junto y las tiro al lagoCreo en la piel tibia y morada de los frutos y de los cuerpos aladosCreo que mi mandíbula está rota porque aún sostiene la fuerza del mundoCreo que estoy herida y mi amor y mis huesos retumbanCreo que me he quedado sin lágrimas y ahora solo un fulgor ardiente entre las branquiasCreo que la belleza del mundo es una llama sola en lo alto de la montañaCreo que puedo reunir los cuerpos y hacer de la piel un momento sin sombraCreo que puedo habitar mis pasos y hacer de la herida una llama solaCreo que puedo juntar mis huesos y hacer una casaCreo que estoy creciendo y mi cicatriz tiene alas
**
Sigo buscando coordenadas. De todos los días que tengo algunos se transforman en hendiduras del tiempo. Reinvento un punto exacto de existencia en que coinciden todos nuestros posibles deseos. Todo parece un latir involuntario mientras me hago un té y lo cálido me traspasa como una transparencia en otro eje lejano. A veces me pierdo y percibo por lo bajo. Como si pudiera observarme detrás de la carne y encontrarme con la que pude y la que seré. De todos los días que tengo algunos parecen susurros constantes erizando la piel. Una necesidad tácita manifestándose en la quietud. A veces una brújula que marca el camino que no fue. El frío que llevo dentro el sol del domingo el mar en los pies/ tus ojos haciéndose ola cuando cae la noche y entre destellos tenues nublándose en las pestañas casi siento que te vuelvo a ver. Todos los fantasmas que tengo hacen la carne de mis días. Sigo buscando coordenadas. Trazo líneas imprecisas de lado a lado en la oscuridad. Creo con todo latido en cualquier lugar en donde estés.
Me invento un espacio
donde volver a ser)
**
Te cuento un cuento sobre _________ (inserte qué)
Cuando se queda sola, llora. Comienza su llanto como quien empieza a cantar una canción. Moja los panes sobre la mesa hasta que la miga se deshace y se desparrama. Moja el café. Le caen quince o veinte lágrimas haciendo dibujos en la espuma. Por la mañana tiene el llanto blando, recién despierto. Un llanto niño que recién llega a este mundo denso, pesado. Por las tardes camina hacia algún horizonte. Cuando le da el sol en la cara otra vez llora. Por las tardes es un llanto memorioso, hecho de recuerdo fugaz, de anhelo. Un llanto de imágenes que deben protegerse del olvido. Fotografías acuosas de una infancia breve. Tiene los ojos como puente necesario de este llanto en el mundo. En toda vez el llanto termina por hacerse finito, un hilo de sal, gotera, hasta transparentarse con el resto de la vida y dejar sólo su huella seca, su recorrido por la piel, el impulso de la caída. Cuanto más quiere posponerlo o alejarlo, con más fuerza de río aparece después. El llanto es indomable. Inevitable. Hay días que no se deja y anda como nube cargada buscando dónde. Tanto que a veces germina hojas en sus bordes. Cuando es de noche, se vuelve huracán. Aparece de repente y moja las hojas, los libros, los hilos de tinta queriendo decir algo. Gotea sobre las manos que se ahuecan para juntar laguna como si fueran charquitos bajo la lluvia. Llorando se baña para olvidar que está llorando. Para que gota por gota se confundan con otras gotas. Pero la lágrima es siempre más tibia, más precisa, más propia. A veces amanece mojada. Se toca el rostro de lágrima árida para sacar cuentas de cuánto se llora dormida. Yo la miro llorar hasta que parece que se evapora. Prepara la yerba. Se seca por dentro. Y ríe -un poco- mientras mira llover por la ventana
como si mirara su reflejo en un espejo.
**
Esperas en el borde del agua
mirando una estrella fija
como si alguna noche
de repente
se te viniera encima
Hay un tiempo
en el adentro
que te divide el cuerpo
en todos los fragmentos
que pudiste
o que dejaste
La piel se enfría
en un rango
de setecientos once
pensamientos
por oleaje
Mientras calculas
la distancia
que hay
entre tu mirada fija
y el cielo
que se cae
Los minutos
en que el agua
alcanza el borde
y te vuelve orilla
Los fragmentos
en que el cuerpo
deviene cálculo
de cicatriz cúbica
por piel al cuadrado
Cuánto tiempo
hace falta
para hacer
una mirada
Cuántas
noches
hacen falta
para que
un sólo
pensamiento
valga
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