Jonio González Fotografía: Daniel Mordzinski |
el hacha de los actos
semeja el pensamiento
una palabra es una palabra
yo disipaba tu realidad
te esperaba cada tarde
eufórica
doméstica
una palabra es una palabra
y la cuerda que te até al cuello
fue la cuerda que me até al cuello
un señuelo
una palabra es una palabra
no deja deuda sin cobrar
la primera vez la última
de pie sentada
sangre y huesos
la piel flexible
¿de qué reíamos?
¿por qué esa mirada absorta?
¿en qué?
aquel vestido
la brisa despeinándonos
en una calle
un brazo alrededor de mi cintura
ven y mira
aquel verano
la vida era
esas risas
ese vestido
esa corrupción detenida
no es lo mismo un bosque
que ese patio donde se mueven
extrañas y ruidosas figuras
sube de un salto a la balaustrada
y las contempla
imagina tal vez el sabor de su carne
aunque es más fácil
revivir el miedo de su proximidad
la desconfianza que le producen
sus risas
cada uno de sus gestos
hasta el de ofrecerle
un plato de comida por la tarde
no se vive mal entre edificios
al fin y al cabo aún conserva la piel
pero el espectro de las ramas
crujiendo bajo sus patas
cierto olor al acercarse al lago
lo persiguen todavía
como si ahora fuese un intruso
en sus propios recuerdos
un pez o aquel árbol o un cuchillo
cortando el pan o mejor aún
el pan
lo haría tan bien
abriría la mano
y escaparía el aire
no habría dueño que me robase
lo que no tengo
me llevaría un tiempo
demasiado tabaco
no creo que el físico me acompañase
pero lo que soy
si algo soy
sobreviviría
sin necesidad de hablar
.
¿dicen lo mismo
el verdugo y su víctima?
entre el grito
y la súplica
entre la amenaza
y la confesión
¿hablan la misma lengua?
es en la pausa para tomar aire
donde nace el pensamiento
donde la palabra rescata su sentido
ahora busca un espejo
dime de quién es el rostro
que se refleja en él
quién se redime o condena
al pronunciar el nombre que callaba
escriben sobre lobos
y en su país no hay lobos
escriben sobre buitres
y en su país no hay buitres
es decir
hay lobos y buitres
pero de una especie distinta
una que ni el trozo
del corazón de un pez
puede ahuyentar
dime ángel
¿qué hacer entonces
con el resto del corazón
sobre las brasas?
¿de qué ha servido
tu promesa?
lobos y buitres
harán de todos modos
lo que han de hacer:
perseguir rebaños
limpiar sus huesos
contribuir
piadosos
a la conclusión
y el viaje
él con su larga caña de fibra de vidrio
mango de neopreno
anillas de cerámica
manivela de carbono
sacaba del lago bolsas de plástico
trapos algas
un tópico zapato incluso
consciente de que el carillón de las palabras
a ciertas horas
es como la inútil coartada de la luz
le dije a mi hijo
el menor
ve con tu vara de junco
al extremo opuesto del muelle
y espera
la lógica de la captura
por mera casualidad
la generosidad no siempre extraña
del vaticinio
no tardaron en revelarse
eran pequeños
más espinas que carne
—sobre las ascuas se consumieron
casi por completo—
pero también el fruto de una justicia
seguramente inútil
pero apropiada
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