Yo estaba muerto bajo los grandes soles, bajo los grandes soles/fríos.A través de mi llantooigo el agrio sudor de la precocidad.Yo vuelvo sobre un musgoy las ciudades crecen a la aventura hasta la noche del estupor.Miseria.Dios pesa.Me llaman vientos de mar.
Van y vienen en grandes cambios; se alargan en saltos irritadosque apagan mi temblor, que exasperan los sueños.Jamás podré seguir.
Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre los vidrios/ pálidos del mundo.
Poema XII
Yo quería jugar
Estaba el signo de mi naturaleza plena de llanto y proyección
/severa.
Bajo mi oscuridad, y avanzo entre mis brazos con una estrella
/niña
Soplan olores de banderas frías
y resuenan tambores de infancia
en el mismo silencio, bajo la misma estrella.
Viene a mi carne allende las transparencias.
Rodeo la luz fresca.
Ánimos de pavor yacen en mis profundas soledades:
No es el mismo silencio, no es la misma estrella.
Arranco vísperas de muros inclinados,
y más allá de todo se mueve el brillo opaco de la agonía.
De "Hecho de estampas" (1930)
Canto del Cisne
Demencia:
el camino más alto y más desierto.
Oficio de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpeas
afónicas lamentaciones.
Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.
Se erizan los cabellos del espanto.
La mucha luz alaba su inocencia.
El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro.
Cuerdas de los silencios más eternos.
Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?
Se acerca Dios en pilchas de loquero
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.
¡Piedad!
Zarpas monótonasamarillentas de las horasde Otoño,en las cifras muy lentas de mi hastío.Tonalidades;respuestas y llamadas de motivosen una discordancia de apariencias.Brilla el cristal de mi locura.Efervescencias bruscas;ojos endemoniados de un molinojunto al enorme zuecode una carreta que relincha.Cascan mis dientes piedras de blasfemia.
Por dentro;atrás el rostro.¡El pasado aniquila!¡Es en vano que encuentre una herraduraen el estanque turbio de mi imaginación!El árbol ha cubierto de palomasmi soledad; pero es en vano.Desnudosiempre estoy como una llanura.Para buscar un cerromiro las multitudes.Estoy siempre desnudo y blanco;Lázaro vestidode novio;una mortaja vivaentre el ayer eternoy el eterno mañana;una mortaja vivaque llora en mi garganta.De "Molino rojo" (1926)
Ama tu alma mi alma, paz de los días, paz de las noches/nacidas en los espantos de muertes,y en los gozos de muerte y esperanza de muerte.Amor, Amor, Amor,tu alma canta dolor de carne, dolor de vida, pavor de muertebajo los cielos llovidos de esperanza.Amor, Amor, Amor,viste tu desnudez el agua capaz de las criaturas.
Agua del día y agua de la noche, oración de mi día y de mi/noche.Crecen en la oración,y alumbra el tiempo levantado de albas.Gracia del siervo que escuchó los cielos;niño en la luz y con la luz y por la luz de Cristo.Resplandece en sus manos los días y las noches, los días/escondidos, las noches escondidas.Vienen los soles escondidos en la criatura llena de muertes;árbol crecido en oración donde paran los días y las noches/revestidos de gracia.El agua llena de luz y canción escondida.El agua llena de cielos y silencio de días con sus noches.El agua pura de adoración lava la muerte de tu ojo bajo los/cielos.
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