sábado, 22 de agosto de 2020

Manuel Duarte - Cinco poemas

Manuel Duarte





Las orejas de Manuel



néstor duarte padre de manuel hijo
de josé duarte (que en argentino significa
compañero
y susana álvarez (que en bonaerense significa pastafrola)
tenía tantísimas dudas en la vida

pero había algo de lo que no dudaba: 
 el amaba cantar y quería
un hijo con oídos grandes
amables para la música
un día de verano  
néstor pidió prestado todo el aire de tres de febrero se encerró
en su habitación
y empezó a cantar a cantar
cantó tan fuerte que del aire
brotaron dos orejas turquesas puntiagudas como una morriña
y néstor las sostuvo como se hospeda a un cocuyo y dijo
"¡serán estas sus orejas!"
"¡serán estas sus orejas para manuel éstas orejas!  
 
y les cantó zamba cuenca tango
vallenato
les cantó saya blues rumba chacarera  
  
 
y pasaron días meses néstor siguió y siguió cantando
lógicamente le creció por el pecho el enojo la angustia
hasta que se detuvo dio con la noticia 
ya no recordaba
cómo hablar  
 
como una enredadera
armó un bolso y se fue quién sabe
a dónde se fue
de ahí en más manuel orejas turquesas puntiagudas vuelve
a la música como a un cuerpo que abraza
para no quedar sordo
y no hay canción alguna que para él no diga
"hola manuel acá papá cantando
acá papá cantando con todo el aire de tres de febrero"

De "Cómo se inventó el cuerpo de Manuel"



Mirta la pensadora



Mirta Rosenvitz era lo que se dice
la pensadora de Paternal. Creía
que lo esencial de pensar no es el pensamiento mismo
sino aquello que lo incita y desde afuera
lo empuja y reverbera. Por eso, como dijo el filósofo
existen los amigos: para pensar. Y Mirta tenía
muchísimos amigos con los que se juntaba
los domingos en su casa en Chorroarín.
Pero como suele suceder, terminó odiando
lo que más amaba. Probó entonces
practicar actividades que suspendieran el pensamiento.
Jugó al futbol, a videojuegos; salió a correr
y nadó y tejió. Mas todo lo que hacía
no implicaba dejar de pensar, sino un pensar otro.
De manera que una noche de domingo, sentados
los amigos en su mesa redonda, con una cuchara
Mirta dio unos golpecitos a su copa de vino.
Ningún discurso: dueña de la atención
de todos, le regaló un balazo a cada uno.
se fue una madrugada a la plaza Eloy Alfaro
y se metió un tiro en la sien. Tuvo sentido.
Mirta solía decir que, ante todo,
ella misma era su mejor amiga.
Esto tampoco funcionó, y no le quedó otra:
se fue una madrugada a la plaza Eloy Alfaro
y se metió un tiro en la sien. Tuvo sentido.
Mirta solía decir que, ante todo,
ella misma era su mejor amiga.



Habla Mirta Rosenvirtz



Cosa rara
la muerte: acá
estoy yo
sin realmente estar.
Algo «hay», como decir:
llueve
nieva: hay. Susurro
sin voz, vacío
cargado de
no sé qué: hay
sin de verdad nada haber:

existir
sin lo existente.
Figúrese: náusea, insomnio.
Como si ya no siendo
yo aún
fuese. Digo «yo»
y es mentira, o es verdad:
ya muerta
y sin salida:
tan extrañamente
despierta
tan increíblemente
viva



Habla Daniel Lipari


Dios me hunde la cabeza en el río

como una mosca cayendo en un frasco de miel al principio intenta escalar luego calla las alas quietas la boca se abre sabe dulce su descenso y no puede salir

Mi nombre es Daniel
que significa justicia de Dios

vengo de una isla sobre el mar Tirreno
donde el viendo silba fuerte Eolo descansa
tras murallas de bronce
hay miles de peces
cientos de alcaparros y frutas deliciosas
la tierra es fértil dicen las primeras casas fueron hechas
de lava
luego llegó al asedio
la isla se incendia queda desierta
el humo cubre los campos de arrozales
el cielo es negro flotan livianas las cenizas en el aire
como plumas
y me tuve que ir
en una balsa de noche siempre se escapa
de noche

mi nombre es Daniel

justicia de Dios
luz en el cielo
mis ojos se llenan de burbujas de agua

como gordos abejorros sobre los alelíes en primavera
como cuando el viento oeste agrupa las nubes y la bandada de grullas no ve nada y
vuelan
con fuerza veloces las atraviesan mientras titilan bajo el sol sus alas

ahora
sé que es tiempo de salir
levantar la cabeza abrir los ojos
ver si aún puedo recordar
los perales los manzanos el olor a hojas de eucalipto
quemándose a la noche
y los cebúes en manada las cobras los ciervos colorados
corriendo por las colinas
donde el sol quema solo hay sombra
en el bosque de alerces
y mi madre recostada
mi madre junto a la acequia
mi madre
como flor de lirio

mi nombre es Daniel
que significa justicia de Dios
luz brillando en el cielo

como el cobre y la plata picada por los mineros
que se secan el sudor
recuerdan del monte la brisa fría
y luego vuelven a picar

como el cobre y la plata picada por los mineros
que se secan el sudor
recuerdan del monte la brisa fría
y luego vuelven a picar



De "Paternal"


El rayo

Al mirar por la ventana
vi un rayo caer sobre la calle
incrustarse en el asfalto
y ya no desaparecer. Como
congelado en una fotografía
un hilo gigante de luz azul quedó solito
ahí, tendido desde las nubes hasta el suelo
flotando estático en la noche
alumbrando los insomnios
o por lo menos el mío.
Pensé: si hoy
el cielo le soltó la mano
¡qué momento horrible
para quedar huérfano!
Pero vi al barrio pronto llegar
escuadrones de gentes con paraguas
rodearon al rayo como si de un accidente
o un animal exótico se tratáse.
Se preguntaron
claro que se preguntaron
qué hacer con eso que toda la vida
llegaba y partía como un parpadeo
y ahora resistía la muerte
y ahora desafiaba a la tormenta.
Un chico quiso tirarle una piedra
de inmediato lo frenaron hombres
para quienes el miedo era
mayor a la curiosidad. Confieso
haber vuelto a mi cama.
Lo que afuera podía suceder
era para mí historia vieja
debates del pasado:
si el rayo se iría con la lluvia
o se quedaría para siempre en la avenida
si la quietud lo volvió inofensivo
o habría que arriesgarse a sentir la descarga
si habría que ayudarlo a volver para arriba
o habría que explotarlo como atracción turística
si sería su presencia un castigo
o sería en cambio un milagro
si habría llegado el fin del mundo
o sería el comienzo de uno nuevo
si sería una soga por donde bajen los dioses
o una escalera donde suban los mortales.

Poema no agrupado en libro


Manuel Duarte nació en Buenos Aires en 1993. Estudió Sociología. "Cómo se inventó el cuerpo de Manuel", y "Paternal" son sus dos libros, inéditos.




                

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